A fines de 2004, Edgardo “Gato” Sandander, un catamarqueño por entonces de 42 años, deportista y profesor de educación física, atravesaba el peor momento de su existencia.
Paciente diabético insulinodependiente , para salvarle la vida, los médicos del sanatorio El Salvador, de Córdoba, le amputaron la pierna izquierda .
Lo que para muchos hubiera significado una existencia dependiente y limitaba por tan extrema discapacidad, implicó para este ex docente, un desafío a todo o nada.
Apoyado por su mujer, Marcela Gaitán, “Loli”, con quien está casado desde hace 11 años, el “Gato” Sandander, como le llamaban en Tinogasta (Catamarca), se propuso ...
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