
El novedoso producto, fruto de la colaboración entre varias instituciones de Cuba, entre ellas el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), comenzará en apenas dos semanas los ensayos clínicos finales de manera masiva en 19 hospitales del país.
Paralelamente, proseguirá el escabroso proceso de certificación en varias naciones del llamado Primer Mundo, entre ellas Estados Unidos, donde actualmente viven 20 millones de diabéticos y cada año 100 000 de ellos son sometidos a amputaciones.
Citoprot-P abre ahora una puerta al futuro de millones de pacientes en todo el planeta, pero llegar hasta ese medicamento obligó a transitar por un largo y empedrado camino que se inició en 1999, cuando el doctor en Ciencias Farmacológicas Jorge Berlanga, comenzó a estudiar el efecto del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGF por sus siglas en inglés) sobre otras estructuras además de la piel.

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