Según estadísticas, son cuatro los casos de chilenos al año que al momento de realizar una diligencia se encuentran con la sorpresa de aparecer como muertos, pero se presume que el número puede ser mayor.
Especialmente en personas que viven en apartados sectores rurales, que pueden llegar a morir sin enterarse de que no tenían existencia legal, pues nunca debieron hacer un trámite que dejara al descubierto el equívoco.
Algunos optan por luchar hasta recuperar su condición de ciudadanos. Incluso han tratado de demandar al Estado. Otros desisten ante lo engorroso de los trámites requeridos.
A Luis Pérez Cabezas (71), de Coltauco, VI Región, le negaron un bono de Fonasa en agosto de 2003 al acudir por un severo cuadro diabético. Le dijeron que estaba muerto hace 24 años. A pesar de que imponía para esta entidad el 7%.37; de su jubilación de $ 48 mil.
Todo ocurrió por un alcance de nombres con un fallecido en 1979 en Quinta Normal.
Su esposa, Lidia Olea, sospecha que el error se produjo al querer justificar el entierro de una persona que, probablemente, fue víctima de la persecución bajo el régimen militar.
Pese a que recuperó su existencia legal, Pérez, apodado "el campecha", interpuso el pasado 20 de marzo una demanda al fisco por daños morales por 300 millones de pesos.
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