La demanda de habitaciones individuales en los monasterios españoles ha crecido un 40% en los últimos cinco años
En los últimos cinco años, la demanda de las habitaciones individuales de los monasterios españoles ha aumentado un 40 por ciento. Las camas ya no las ocupan personas que van a rezar. «No se trata de una nueva forma de turismo, ni de una moda, sino de una necesidad que surge en la vida de muchos que, durante unos días, intentan desconectar del mundo», dice Sor María.
Las habitaciones individuales constan de una cama, un escritorio y un pequeño cuarto de baño con ducha. Son sobrias, limpias, ordenadas. En las estanterías hay libros, pero todos son de motivos religiosos. El silencio es lo único que se escucha, aunque de fondo vuelven los acordes de la música de Hildegarda.
No hacemos preguntas, nos limitamos a escuchar las historias que cada uno quiere contarnos para desahogarse», dicen las religiosas.
Una de las que más les ha marcado es la de una joven alemana que estuvo con ellas durante un mes entero. No sabía apenas español y a duras penas les explicó que quería prepararse para hacer el Camino de Santiago. Era profesora de música y se había separado hace pocos meses. «Se sentía totalmente desorientada. Sus hijos ya no vivían con ella y su marido la había dejado. Había decidido tomarse un año sabático y quería escapar de su mundo, de la gente a la que veía todos los días. Es increíble cómo llegan a contarte cosas tan íntimas», afirma una monja.
Turismo monastico/a>
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