miércoles, abril 19, 2006

Los viajeros ocultos de la obesidad

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Algunos contaminantes que tomamos disueltos en grasas favorecen la tendencia a la obesidad
Los alimentos ricos en grasas animales tienen las concentraciones más altas de organoclorados

En una reciente visita a la Universidad de Carolina del Norte, un colega epidemiólogo, Matthew Longnecker, me enseña unos resultados recién salidos de su ordenador. Quiere saber qué me parecen. Los datos son sencillos y diáfanos, impresionantes y muy delicados: el riesgo de tener diabetes de tipo 2 se triplica si uno tiene concentraciones elevadas del PCB 153. La diabetes de tipo 2 es la que tradicionalmente se llamaba del adulto, pero actualmente afecta también a numerosos jóvenes y adolescentes.

El PCB 153 es uno de los policlorobifenilos (PCB) que con más frecuencia hallamos en la sangre, la grasa y diversos órganos del ser humano. De ahí lo impresionante y delicado del resultado: si un contaminante aumenta el riesgo de una enfermedad pero pocas personas están expuestas a él, las consecuencias sociales son reducidas; pero como los PCB se encuentran en dosis bajas en la práctica totalidad de seres humanos, el hallazgo de Matt Longnecker sugiere que estos contaminantes pueden estar causando una parte importante de la diabetes que sufrimos en nuestras poblaciones: el número de enfermos resulta de multiplicar el riesgo individual por el número de personas expuestas a PCB.

El hallazgo de Matt Longnecker no es totalmente nuevo: durante años otros estudios han encontrado relaciones similares entre el riesgo de diabetes y la cantidad de compuestos organoclorados como los PCB, las dioxinas o el pesticida DDT. Lo que él y sus compañeros han hecho ha sido analizar información de 3.727 norteamericanos (una cifra muy respetable) de ambos sexos y de diversas razas, seleccionados de modo que el grupo fuese representativo de la población general de EE UU. A continuación, se basaron en una entrevista a cada persona para determinar si sufrían alguna enfermedad, como la diabetes. Además, a cada persona se le extrajo sangre, y en ella se analizaron los PCB y otros agentes químicos ambientales.

La cifra concreta de riesgo de diabetes que muestra Longnecker es 3,8: el riesgo de tener diabetes si uno tiene concentraciones altas del PCB 153 se multiplica por 3,8. O sea, que más que triplicarse, el riesgo casi se cuadriplica. Pero en realidad esa cifra se queda corta, es una subestimación; el riesgo es bastante más alto. ¿Qué ha ocurrido? Lo siguiente: en los análisis estadísticos que han dado el resultado de 3,8 el epidemiólogo ha tenido en cuenta la influencia simultánea de diversos otros factores, ha restado de la cifra de riesgo que realmente observó el efecto de otras variables: las que van asociadas o mezcladas con la exposición al PCB 153 y que, a la vez, también aumentan el riesgo de diabetes. En concreto, la cifra de 3,8 está ajustada nada menos que por edad, sexo, raza, consumo de tabaco y de alcohol, sedentarismo, índice de masa corporal (la conocida medida de obesidad), diámetro de la cintura, y concentraciones sanguíneas de colesterol y de triglicéridos. Este ajuste estadístico es muy exigente, "resta" mucho efecto al PCB. Pero no es incorrecto si lo que queremos es aislar el efecto más específico del PCB 153; si no queremos mezclarlo con el efecto de la obesidad, por ejemplo.



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