Y así, pisándole los talones a las compañías multinacionales de bebidas gaseosas y de comida basura ha venido una epidemia de enfermedades crónicas.
En la actualidad, cuatro de cinco personas que fallecen como consecuencia de enfermedades crónicas incomunicables como diabetes y enfermedades cardiovasculares no mueren en Nueva York o en California sino en países en desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud. Más indios y chinos sufren de enfermedades cardiovasculares que usamericanos, japoneses y europeos en conjunto.
La diabetes y la enfermedad coronaria son epidémicas en India, que tiene la mayor concentración de enfermos de diabetes del Tipo II del mundo. En algunas áreas de África, hasta uno en cinco sufre de diabetes. Casi 20 millones de africanos sufren de hipertensión. Peor todavía, mientras la diabetes en los países ricos es sobre todo una condición de personas de edad mayor, en los países en desarrollo la enfermedad ataca a los que se encuentran en la mejor edad, entre cuarenta y cinco y sesenta y cinco, reduciendo su expectativa de promedio de vida en diez a quince años.
Para los países en desarrollo que apenas se mantienen a flote en el torrente de la desnutrición, la infección con el VIH, la malaria, y la tuberculosis, “las implicaciones para la salud pública de este fenómeno son tremendas,” señala la OMS,”y ya se están haciendo aparentes.”

Rebelion. La diabetes es más que un problema usamericano:
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