Un tipo de antioxidante aún poco estudiado es el polifenol. La escasa evidencia disponible surge de estudios epidemiológicos, algunos de los cuales sugieren que previene enfermedades. Pero mientras el polifenol actúa como antioxidante en el laboratorio, no está claro que la sangre lo absorba o que, si lo hace, se metabolice rápido. Por ejemplo, el sistema digestivo destruye el 95% del flavonoide resveratrol (vino tino) antes de que ingrese en la circulación.
Así, lo que sea que esté detrás del beneficio de una dieta rica en frutas y verduras no puede repetirse con suplementos vitamínicos. “Porque un alimento con cierto componente es beneficioso no significa que un suplemento [con el mismo componente] también lo sea”, dice Paul Coates, de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Si los antioxidantes presentes en la comida funcionaran porque producen radicales libres que mejoran la salud, sería una vuelta de tuerca irónica. Pero también explicaría por qué los suplementos y los extractos no funcionan o hasta pueden ser peligrosos: las dosis son demasiado altas y producen demasiados radicales libres.
Por ahora, el consejo es simple: “Elija comidas ricas en flavonoides, tome vino tinto con moderación y consuma té, frutas y vegetales -dice Halliwell-. No ingiera dosis altas de suplementos o comidas fortificadas hasta que sepamos más”.
Vitaminas peligrosas
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