Sal e hipertensión
¿Por qué es importante la sal en los hipertensos?
Porque en diversos estudios se ha demostrado que hay relación entre el consumo de sal y la aparición de HTA (hipertensión arterial).
¿Qué debemos hacer con la sal en los hipertensos?
Conviene reducir la sal en la dieta de los hipertensos dado que con ello se suele conseguir reducir las cifras de PA (presión arterial).
Otros beneficios de esta reducción son la menor necesidad de medicamentos y el menor grado de daño en los órganos afectados por la HTA.
¿Todo el mundo responde a la reducción de sal en la dieta?
La mayoría de los hipertensos lo hacen pero algunos son lo que se conoce como resistentes a la sal.
En general los pacientes de mayor edad, obesos y diabéticos responden muy bien a esta medida.
La única manera de saberlo es probarlo.
¿Cómo conseguir reducir en la práctica la cantidad de sal de nuestra dieta?
Usando menos sal (o ninguna) cuando se cocina.
Evitar los alimentos procesados ricos en sal (como por ejemplo: embutidos, conservas, precocinados, etc.).
No añadir sal a la comida al sentarse en la mesa.
En lugar de sal, usar otras especias, hierbas aromáticas, zumo de limón, ajo fresco o polvo de ajo o cebolla.
Mantenga siempre la sal fuera del alcance de la mano.
En los restaurantes pida que la comida que le sirvan no esté salada.
Lea las etiquetas de los envases de los alimentos para saber qué dicen sobre el sodio en la lista de ingredientes. Algunas etiquetas indican la cantidad de sodio que contiene cada porción.
Busque nuevas recetas que incluyan alimentos con poco sodio.
¿Qué debemos evitar?
Carnes crudas con sal, carnes, pescados y aves de corral salados en lata o procesados; tocino ahumado; jamón; buey secado; cornet beef; salchichas de Francfort; fiambres procesados; salchichas; sardinas; queso salado y alimentos de queso salado; cacahuetes salteados; comidas en lata; comidas congeladas.
Refrigerios salados; galletitas saladas; palomitas de maíz saladas; patatas "chips", hojuelas de maíz, nueces saladas; sopas en lata; sopas en polvo; caldo de cubitos; caldo (excepto sin sal).
Col fermentada o "choucroute" encurtidos; vegetales en salsas congeladas comerciales.
Sal de condimento; mezclas de condimento; polvos para ablandar la carne; glutamato monosódico; quetchup; mostaza preparada; rábano picante preparado; salsa de soja; salsa para carne y barbacoa en botella, aceitunas.
Leche de manteca refinada; preparados de cacao; mezclas para coctails.
Agua con gas.
¿Qué debemos limitar?
Despojos (tales como hígado, corazón y riñón), mariscos (tales como gambas, almejas y langosta) y manteca de cacahuete a 2 porciones por semana. Se pueden usar porciones adicionales de manteca de cacahuete sin sal.
Zumo de tomate o coctail de zumos vegetales, 1/2 taza por día. Se pueden usar porciones adicionales de zumo de tomate sin sal o de coctail de zumos vegetales sin sal. (Los alimentos no mencionados en esta lista están permitidos en la dieta sin sal).
Puntos importantes a recordar:
Son tolerables de una a dos tazas de café o té al día, y cantidades moderadas de vino o cerveza (acompañando a las comidas principales).
Sería necesario, también, sustituir el pan normal por pan sin sal.
El jamón "York" lleva tanta sal como el resto de embutidos, y también el jamón del país o serrano.
Llevan cantidades importantes de sal las sopas de sobre y las pastillas de caldo.
Son tolerables los quesos blancos o tiernos, ya que tienen menos sal que los curados.
Las galletas, las pastas y los pasteles son alimentos ricos en sal.
¿Qué pasa con las sales de régimen?
En general no son convenientes porque, además de tener un gusto diferente, pueden elevar el potasio en el caso de enfermedades renales o cuando se consumen medicamentos antihipertensivos comunes.
¿Qué hacer con los productos dietéticos bajos en sal?
En caso de ser utilizados, es conveniente procurarse aquellos de casas comerciales fiables y prestar especial atención al etiquetado, en el que está claramente indicada su composición tanto cualitativa como cuantitativa.
Consejos finales.
Una de las piedras angulares en el tratamiento de la hipertensión es la dieta: reducción de la sal y grasas saturadas, control de peso, moderación en el consumo de alcohol.
Cualquier persona que se vea obligada a modificar sus hábitos alimentarios no debe resignarse a sufrirlo como un castigo sino que, sencillamente, a la hora de elegir sus menús, deberá elegir otros alimentos y así mismo condimentarlos de distinta forma.
Una vez nos hemos acostumbrado a un sabor menos salado es fácil mantenerse en este nuevo gusto que el paciente percibe como más adecuado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario